Para
algunas corrientes de la masonería, el GADU representa al Ser Supremo, un principio
masónico cuya creencia e invocación en la práctica del rito son
imprescindibles. Para otras establece la condición de la
creencia en un Ser Supremo supone limitar la libertad de conciencia de sus
miembros, por lo que ni la creencia en el GADU ni su invocación son preceptivas.
Los masones, como individuos, son libres de darle el contenido que
mejor se ajuste a sus creencias. Como todos los símbolos, proporciona un marco,
pero su interpretación concreta corresponde a cada cual.
Muchos francmasones
consideran que el símbolo GADU es igual al Dios creador que determina a su
voluntad los planes de la existencia. Para otros muchos, simboliza la idea de
un Principio Creador que está en el origen del Universo, cuya naturaleza es
indefinible.